¡TU VIDA SERÁ LO QUE TÚ QUIERAS!




La vida sigue avanzando y nosotros con ella. ¿Qué pasó con el sendero hermoso que veíamos la semana pasada? - No lo sé podríamos contestar, solo sé que mi vida ha cambiado, que hay piedras en mi sendero, los hermosos colores que lo tapizaban se han esfumado. ¡Hay demasiados cambios! Las risas han menguado y los problemas han ocupado su lugar. ¿Qué hago? - Ya no veo mi sendero hermoso.
Cuando en tu sendero especial veas “esas pequeñas piedras” debes saber que solo son problemas que toda persona en esta vida debe enfrentar. Pero lo que realmente lo hace “especial”; es la manera como actuarás ante los retos que encuentres. Dios te equipó para estar ahí desde el día de tu salvación. te dejó a Jesús como tu eterno acompañante. Jesús te dice: “No te dejaré ni te desampararé, estaré contigo hasta el fin”. ¡Bendita promesa!

Tu vereda tiene estaciones de descanso, donde Dios checará el estado de tu corazón y de tus pensamientos; en ese tiempo harás uso del precioso Espíritu Santo el cual te recordará todo el amor de Dios hacía tu persona; esto será necesario para poder llevar nuevamente tus pensamientos cautivos en obediencia a él.

Recuerda: engañoso es el corazón. No te dejes guiar por sentimientos, no es bueno, guíate por las preciosas verdades de la Palabra de Dios y aplícalas a tu vida. Ve hacía él. Siempre hacía él, ahí está la paz que sobrepasa todo nuestro entendimiento.

Cuando vengan los problemas es necesario pensar: Dios me ha dado muchas cosas hermosas y forman parte de mi vida; Pensar en lo bueno, te vuelve a llevar a Dios como la fuente de toda Gracia. “Toda buena dadiva y todo don perfecto descienden de lo alto”.

No te límites a que la suerte decida por ti, toma la iniciativa apoyada en tu fe y en las verdades de la palabra de Dios.

En la Biblia, se nos narra a detalle los problemas que enfrentó una mujer con los pecados de carácter de su esposo; la manera como ella actuó es un verdadero reto para nosotras como mujeres. ¡Aprendamos de ella!

Se nos menciona que en Maón vivió un hombre muy rico llamado Nabal, y su mujer, Abigail. Ella no era una mujer común ya que se le describe: “como una mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia”.

A Nabal se le describe como un hombre duro, de malas obras, perverso y necio. Si te ha tocado vivir con un hombre así, puedes entender fácilmente que este hombre: “No representa, solo una piedrita en el camino” ¡No! “Es una gran piedra” de aflicción en el sendero de cualquier mujer.

Abigail, tenía frente a ella un gran problema: Tenía que hacer frente a las consecuencias de las malas acciones de su marido. Tenía que pensar rápido, para poder decidir lo que el criado demandaba de ella. ¿Qué cruzaría por la mente de Abigail? ¿Enojo? ¿Frustración? ¿Angustia? ¿Miedo? ¿vergüenza? No lo sabemos.

¿Cuál fue el problema ocasionado por su marido Nabal? Por la historia podemos ver en 1ª. Samuel 25: 7-8 David envía a 10 jóvenes con una petición específica para Nabal. “He sabido que tienes esquiladores. Ahora, tus pastores han estado con nosotros; no les tratamos mal, ni les faltó nada en todo el tiempo que han estado en Carmel.

Pregunta a tus criados, y ellos te lo dirán. Hallen, por tanto, estos jóvenes gracia en tus ojos, porque hemos venido en buen día; te ruego que des lo que tuvieres a mano a tus siervos, y a tu hijo David”.

La soberbia de Nabal lo llevó a dar una respuesta cargada de menosprecio a la petición que David hacía a través de los jóvenes, un hombre que le había hecho bien, y ahora él pagaba con mal. cuando dijo: “¿Quién es David? ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua y la carne que he preparado para mis esquiladores, y darla a hombres que no sé de dónde son?”

Al enterarse David de lo que Nabal había dicho, decidió matarlo.

Uno de los criados dio aviso a Abigail de lo sucedido, y le dijo: “Reflexiona, y ve lo que has de hacer, porque el mal ya está resuelto contra nuestro amo y contra toda su casa, pues él (Nabal) es un hombre tan perverso, que no hay quien pueda hablarle”. 

La reacción de fe de Abigail fue rápida, conocía a su marido y sabía que con él no se podía hablar. Así que no declaró nada a su marido Nabal de lo que pretendía hacer. Tomó los panes, los cueros de vino, las ovejas los racimos de uvas y pasas; lo cargó todo sobre un asno y salió al encuentro con David (el ofendido).



“David y sus hombres venían frente a ella, y ella les salió al encuentro. Cuando Abigail vio a David, se bajó prontamente del asno, y postrándose sobre su rostro delante de David, se inclinó a tierra, y se echó a sus pies y dijo: Señor mío, sobre mí sea el pecado, mas te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y escucha las palabras de tu sierva.

No hagas caso ahora mi Señor de ese hombre perverso, de Nabal; porque conforme a su nombre, así es. Él se llama Nabal (insensato), y la insensatez está con él”.

Tomar la iniciativa conlleva fe, ahora esta mujer nos da una bella lección de humildad y rescate, al mostrarnos la manera correcta de actuar delante de una persona ofendida.

¿Fue Abigail Ayuda idónea para su marido? ¡Sí! - En lugar de pelear con él debido a su vergonzoso comportamiento, salió en su defensa.

Las palabras que utiliza delante de David deben impactar la vida de cualquier mujer: “Sobre mí sea el pecado” Ella está diciendo, no veas a Nabal mi esposo, lo que él ha hecho sea sobre mí. Continúa diciendo…  “No hagas caso de ese hombre perverso, la insensatez está con él”. Delante de David, ella está reconociendo con que clase de persona está casada. Y se avergüenza.

“Yo te ruego que perdones a tu sierva esta ofensa”. Abigail estaba abogando por un perdón que Nabal no merecía.

Ante lo impactante de sus palabras, David entonces empieza a bendecirla. “Bendito sea Jehová Dios de Israel, que te envío para que hoy me encontrases”. “Bendito sea tú razonamiento” y bendita tú que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre y vengarme por mi propia mano.

El sendero de Abigail estaba lleno de piedritas de vergüenza, desilusión, frustración, impotencia ya que ella no podía abrir su corazón con su marido porque “él era perverso y no escuchaba a nadie.” Cada área en el carácter de su esposo pudo haber hecho que ella lo odiara y aún buscara escapar de su yugo; pero no fue así; cuando en la vida de esta mujer se presenta la oportunidad de mostrar lo que había en su corazón no dudo en actuar de acuerdo con su bello corazón lleno de compasión para su marido, la manera como ayudó a Nabal nos impacta y reta para seguir su ejemplo.

Ella no vio “Una gran piedra en su sendero” ella vio: una bella oportunidad dada por Dios para mostrar ante David la sinceridad de su corazón. David se percató de ello y sus palabras finales fueron: Sube en paz a tu casa, y mira que he oído tú voz, y te he tenido respeto.

Cuando un hombre dice algo así a una mujer esta diciendo: Te valoro tanto, que no solo te he escuchado, sino que he puesto mi toda mi atención a cada una de tus palabras, y te tengo en gran estima.

No sé cual sea tu vida ni tus circunstancias, solo sé que ante las piedras pequeñas ó las grandes debo mirar a Jesús y correr a él en busca de dirección. Dios necesita trabajar con nosotras con facilidad, sin rehusarnos a pasar por situaciones difíciles.

¡Ánimo, aprendamos a enfrentar las piedritas en nuestro sendero!


Comentarios

  1. Que gran bendición está palabra que he leído en este momento, me ha sido de gran bendición. Que Dios la bendiga y la siga usando cada día.

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