Afectando la buena fama de tu hermana


La manera como se conciben las cosas que uno ve o escucha, no siempre son lo que parecen ser. ¡Podemos equivocarnos! afectando la buena fama de una persona.
Comentarios negativos no solo dañan su reputación grandemente; sino que debo estar consiente, del efecto que mis palabras negativas producirán en el oyente. Esto es, mis palabras viajarán con tal rapidez que me será imposible detenerlas. !El daño ya está hecho! Solo es cuestión de tiempo para que el daño se empiece a esparcir.
Si me pregunto a mí misma ¿porqué lo hice? tendría cientos de justificaciones para hacerme sentir bien ante lo que hice.
Pero si la pregunta fuera: ¿Para qué lo hice? La única respuesta sincera que encontraría sería: "Para dañarla". Siendo cristiana no me puedo justificar diciendo que no sabía lo que iba a pasar al difamar a una persona, porque conozco la escritura.
En proverbios 6:16 se nos mencionan seis cosas que aborrece Jehová y aun siete que abomina su alma, esto significa: Dios siente aversión por estas cosas, al considerarlas malas y perjudiciales para sus hijos.
La lengua mentirosa, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, el que siembra discordias entre los hermanos…
Cuando habla de: “un corazón que maquina pensamientos inicuos” está diciendo que; es un corazón que trama de forma oculta  provocar un daño intencional en otra persona. Estamos hablando de una persona ¡sumamente mala! Sus pensamientos son malvados y los lleva a cabo a sabiendas del daño que va a ocasionar.
Sin duda, lo anterior conduce a tener una “lengua mentirosa”. El engaño siempre irá de la mano de la mentira, ya que el propósito de la mentira será hacer creer al oyente una falsedad, dicha de una manera muy ingeniosa y sin dejar duda alguna de que lo que se dijo es “la verdad”.
Recuerda, la escritura dice en el salmo 94: “El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo ¿no verá? El que castiga las naciones ¿no reprenderá?
Jehová conoce los pensamientos de los hombres, que son vanidad. Por tal motivo hermanas, andemos con temor y temblor delante del Señor porque nada podrá estar oculto delante de él, sino que saldrá a la luz.
Que hoy sea el día en que dejemos de hacer lo que después podríamos lamentar.
Amémonos sinceramente unas a otras, “sin fingimiento”. El amor ya ha sido derramado en nosotras y el deseo de Dios es que: “No amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”.
Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él; pues si nuestro corazón nos reprende mayor que nuestro corazón es Dios, y él, sabe todas las cosas.
“Usemos nuestra boca para edificar y bendecir”.

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